Tópicos importantes en nutrición de cerdos

El nivel de proteína se relaciona con la cantidad de aminoácidos (AA) esenciales y no esenciales, y una práctica común es formular las raciones teniendo en cuenta el requerimiento de AA esenciales.

Escribe:

Mg.Sc. Cristian Uculmana
Coordinador Técnico Regional Olmix
cuculmana@olmix.com

Como resultado de la selección genética, actualmente tenemos cerdos más productivos y con características de carcasa exigidas por el consumidor del presente. Una elevada tasa de producción es muy vulnerable a cualquier desequilibrio nutricional o sanitario, por lo que se debe tomar atención a todos los tópicos importantes para aumentar la eficiencia productiva.

Del lado nutricional, se debe entender la fisiología gastrointestinal de los cerdos para aprovechar su funcionalidad. Actualmente, algunos de los puntos de mayor interés para el nutricionista son: mejorar la utilización del alimento, conocer el efecto de la microbiota sobre la respuesta productiva y entender el efecto perjudicial de las micotoxinas sobre la productividad.

Mejorar la utilización del alimento

Tradicionalmente se ha asociado la nutrición con 3 procesos: digestión, absorción y metabolismo; hoy este concepto se amplía y también abarca aspectos inmunológicos, nerviosos y endocrinos. La digestión es uno de los puntos donde los nutricionistas debemos poner especial atención para lograr mejores parámetros productivos y de rentabilidad. Desde el punto de vista de estrategias nutricionales, es ampliamente difundido el uso de enzimas exógenas y recientemente se viene trabajando con cofactores enzimáticos. Los cofactores potencian la actividad enzimática y por lo tanto la respuesta productiva.

La digestión de proteínas es bastante compleja ya que la primera parte consiste en la activación de zimógenos. Las proteasas no pueden estar activas siempre ya que si no podrían hidrolizar tejidos propios del animal. Hay enzimas que actúan en el lumen intestinal y también las que están ancladas en la superficie de las vellosidades.

Las proteasas que existen demandan gran cantidad y diversidad de cofactores para que el proceso de digestión proteica sea la adecuada.

El nivel de proteína se relaciona con la cantidad de aminoácidos (AA) esenciales y no esenciales, y una práctica común es formular las raciones teniendo en cuenta el requerimiento de AA esenciales. Los AA son los sustratos para la síntesis proteica pero además sirven como moléculas señalizadoras para el recambio proteico (Zeitz et al., 2019). Los AA de cadena ramificada (BCAA) hacen bypass al hígado y tienen acción directa en tejidos extrahepáticos como en el músculo.

La leucina (un BCAA) tiene la capacidad de estimular la síntesis proteica (siempre y cuando haya un correcto nivel y balance de los demás AA) y cuando se incluye ligeramente por encima del nivel (dieta maíz/soya), se obtiene una mayor respuesta productiva gracias a la activación de genes relacionados con el crecimiento.

Las dietas bajas en proteína (LPD) son altamente recomendables por su potencial para disminuir costos de producción, por su impacto medioambiental y por mejorar la utilización del alimento. Para cubrir los requerimientos de AA esenciales, sin elevar demasiado el nivel de proteína en la dieta, se suele trabajar con AA sintéticos como: lisina, metionina, treonina, triptófano y valina.

Hay que tener en cuenta todas las funciones de los AA. Recientemente (Yang y Liao, 2019) se hizo una revisión sobre el papel de los AA sobre el desempeño productivo de cerdos y la salud intestinal, algunos de los puntos que se discutieron fueron: el glutamato/glutamina/ aspartato son los principales combustibles del intestino, la glicina es un potente citoprotector, la treonina es
altamente utilizada por el intestino y es importante para la síntesis de mucina y para el mantenimiento de la integridad intestinal, la arginina mejora la integridad
intestinal incluso cuando hay retos sanitarios (virus, micotoxinas), el triptófano mejora la integridad intestinal, la metionina mejora la integridad intestinal y el estrés oxidativo, etc.

El tamaño de partícula también tiene que ser evaluado constantemente ya que se ha demostrado que existe una correlación negativa entre tamaño de partícula y energía metabolizable; sin embargo, si la partícula es muy fina, hay mayor probabilidad de úlceras.

Un tamaño de partícula de entre 300-600 micrones es lo recomendado para cerdos de acuerdo a sus diferentes etapas productivas. Mejorando la utilización del alimento también podremos manejar la condición corporal de las cerdas en etapas fisiológicas críticas y asegurar el desarrollo mamario (más crítico en primerizas).

Microbiota y salud intestinal

Se conoce que la microbiota tiene una capacidad metabólica comparable con la del hígado. Desde hace mucho tiempo se ha vinculado la población microbiana
con la salud intestinal y con el rendimiento productivo.

Recientemente, con los avances y tecnologías en biología molecular se sabe que animales alimentados con antibióticos promotores de crecimiento desarrollan
una microbiota diferente (en cuanto a estructura y diversidad).

En general, las características de las bacterias promotoras de salud intestinal podrían incluir:

• La regulación positiva del sistema inmune del huésped.
• La producción controlada de mucina para mantener una adecuada integridad intestinal y mayor lubricación de los enterocitos.
• La adecuada tasa de renovación de las vellosidades intestinales.
• El control de crecimiento de bacterias potencialmente patógenas.
• Producción de vitaminas del complejo B.

Existen más de 1000 especies de bacterias a lo largo de todo el TGI, algunas tan simples que solo necesitan un espacio para crecer ya que son capaces de producir todas las biomoléculas para su crecimiento y desarrollo; y otras tan exigentes que no pueden crecer si los AA, vitaminas y muchos otros compuestos no están disponibles en el entorno del crecimiento. Se han realizado análisis de la cantidad de proteína que necesitan las bacterias del género Lactobacillus y se estima que pueden consumir del 3 al 6% de la proteína total de la dieta.

En contraste, E. coli es independiente de cualquier AA exógeno y es capaz de crecer solo con azúcar y minerales, razón por la cual es tan frecuente la disbacteriosis conocida como colibacilosis cuando hay un desbalance
simple a nivel de salud intestinal.

Si hay una óptima digestión, y la integridad intestinal es adecuada, se espera que menos contenido llegue a la parte distal del TGI y por tanto exista una regulación
favorable de la microbiota.

Impacto de las micotoxinas sobre la productividad

Cuando los hongos encuentran un lugar apropiado para proliferar, producen lo que conocemos como micotoxinas. Un parámetro importante a tomar en cuenta es la actividad de agua, si sus valores se mantienen por debajo de 0.70, la proliferación de hongos no se ve potenciada.

Se han reportado más de 500 tipos de micotoxinas. Los géneros de hongos más importantes por la formación de micotoxinas perjudiciales son: Aspergillus, Penicillium y Fusarium.

Algunas micotoxinas tienen mecanismos de acción muy bien estudiados, pero aún desconocemos gran parte de las interrelaciones y sinergia de la mayoría de las otras micotoxinas.

La unidad de cuantificación más usual es ppb. Dentro de los efectos negativos que afectan directamente a la producción animal se encuentran: reducción de la
ingesta de alimento, disminución de la ganancia de peso, inmunidad afectada, daño a órganos, aumento de mortalidad e inflamación crónica del intestino.

Las principales micotoxinas, ya sea por su alta presencia en los insumos o por los impactos negativos en porcicultura, son:

• Fumonisinas (FUM): trastornos intestinales y de la bioquímica sanguínea. Tienen una absorción limitada en el TGI de monogástricos por su gran tamaño; sin embargo, el daño lo ocasiona a nivel de lumen intestinal, dañando y evitando que se regenere el epitelio intestinal.
• Tricotecenos: las más conocidas son T-2 y deoxinivalenol (DON). La presencia de estas micotoxinas incluyen microhemorragias, retardo del crecimiento, daño hepático y estrés oxidativo, úlceras estomacales. Cuando se encuentran niveles altos de DON y FUM, el efecto negativo sobre el TGI se incrementa.
• Zearalenona: efecto a nivel hormonal y al sistema reproductor. Es muy perjudicial y lo que se puede observar en campo es: abortos, no retorno al celo, más días vacíos, momificados.
• Aflatoxinas: generan toxicidad hepática e interfieren con la digestión de carbohidratos, proteínas y lípidos. También tienen efecto inmunosupresor y favorecen el estrés oxidativo.
• Ocratoxina: toxicidad hepática y de riñón.

Una manera práctica para clasificar a las micotoxinas es por su origen, si son micotoxinas de campo (fumonisinas, tricotecenos, zearalenona) o de almacenamiento (aflatoxinas y ocratoxinas). Los aditivos nutricionales
(“secuestrantes de micotoxinas”) que le hacen frente al problema de micotoxinas cuentan con diferentes estrategias para su control (aluminosilicatos, paredes
de levadura, métodos enzimáticos, montmorillonita interespaciada).

Los ingredientes de estas formulaciones deben tener estabilidad en un amplio rango de pH, minimizarse la tasa de desorción, no secuestrar nutrientes y no deben afectar el normal funcionamiento del sistema digestivo. Importante también tener en cuenta las técnicas de muestreo para materias primas, con la finalidad de conocer el riesgo actual y de tener una base de datos histórica. Actualmente el maíz tiene alta prevalencia de FUM y DON, mientras que el afrecho de trigo comúnmente está contaminado con ZEA (Datos internos, Olmix 2019).

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