Fuente: Maracó Digital
Lo que ocurrió en los últimos dos años con la irrupción de la pandemia de Covid-19 y la peste porcina africana (PPA), generó un enorme revuelo a nivel global en el mercado de la carne de cerdo, que tiene a China como protagonista. En ese contexto, en nuestro continente Brasil inició una exportación de carne porcina a precios muy bajos – considerando la cotización internacional – e ingresó al mercado argentino ofreciendo una propuesta de costo similar a la de los productores mayoristas porcinos, situación que ha generado un revuelo en el gremio de empresarios porcinos de este país.
Para que esto ocurra uno de los factores principales es el costo de producción que en Brasil es de US$0.95 y en Argentina bordea US$1.65, asimismo se abrieron algunas “ventanas de oportunidad” para que ingresen contenedores con carne porcina de Brasil, ello quiere decir que un grupo de empresarios que importa contenedores con cortes porcinos, y los vende al mismo precio mayorista que se vende en el mercado local, y casi en un pase de manos donde pierden los productores locales y no se benefician los consumidores, se pueden ganar $ 200 por kilo, o el equivalente a u$s0,80. En un contenedor de 25 mil kilos, la cifra oscila los u$s20 mil.
Sólo en diciembre del 2021 ingresaron 5489 toneladas -lo que equivaldría a 219 contenedores- por un total de U$D 14.346.353. Si bien parte de ese ingreso se utiliza para materias primas a las que se les agrega valor, el resto se podría restringir para preservar las reservas del Banco Central, y por supuesto proteger a quienes deciden producir e invertir en nuestro país.
Durante enero, la situación se agravó aún más. Las importaciones crecieron 56,4% en comparación con el mismo mes del 2021, y se ubicaron en un 146,3% más que el promedio de todo 2020. Y como si esto fuera poco, cayeron las exportaciones drásticamente, ya que sólo enviamos al exterior el 6,8% de lo que se había exportado en 2021: de 3130 toneladas, ahora sólo se exportaron 213. La ecuación de entrada y salida de dólares para el sector porcino, es cada vez más deficitaria.
Más allá de las advertencias por las crecientes importaciones (durante 2021 importamos un 104,8% más que en 2022), por ahora el Gobierno no realizó ninguna acción tendiente a evitar la salida de dólares para el pago de un producto que se genera en el mercado interno, y que además, podría ser una opción saludable y económica para la canasta básica de alimentos.
Las consecuencias ya se sienten en la actividad. Juan Luis Uccelli, titular de JLU Consultora, explicó en diálogo con Ámbito, que “muchos productores están advirtiendo que sus matarifes comenzaron a reducir las compras, o si lo hacen, es con valores a la baja”.
Alejandro Di Palma, productor y empresario del sector porcino, aseguró a Ámbito que “importar carne es importar trabajo y producción que se pueden hacer en nuestro país. Luchamos mucho contra esto en el gobierno de Macri, pero con las importaciones del año pasado ya lo superamos”.
Di Palma afirmó que lo que está ocurriendo “es una locura, porque estamos importando a valores por debajo del costo productivo, y eso sólo cierra con dólares subsidiados, que deberían usarse para apalancar la producción”.
Las críticas del sector y el pedido de revisión de esta situación al Gobierno, radican en que lo que ocurre no sólo complica al productor, sino que no beneficia al consumidor, en un contexto en el que faltan dólares que podrían ser mejor utilizados para la importación de productos que no se fabrican en nuestro país, o para apalancar la actividad y potenciar su desarrollo.
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