Argentina: respaldan cultivos de granos transgénicos

Los cultivos transgénicos de Argentina, durante años muy cuestionados por los ambientalistas, ven soplar el viento a su favor con nuevos desarrollos tecnológicos y aprobaciones sanitarias en el exterior, cuando el mundo teme por la seguridad alimentaria.

La oferta argentina de productos genéticamente modificados (GM) es abundante y variada. Soja, maíz, algodón, incluso el trigo que todavía se encuentra en fase experimental, elevan su perfil en el contexto de la guerra en Ucrania y la intensa sequía de este verano en Europa, que sevincula al cambio climático.

Desde que por primera vez en 1996 se sembró soja GM en Argentina, la extensión de los cultivos se ha ampliado hasta los 24 millones dehectáreas, y la intención es avanzar aún más.

“Nuestro objetivo es llegar a un 40% de la superficie (de trigo) que se siembra en Argentina en los próximos 3 a 5 años”, dijo a la AFP Federico Trucco, director general de la empresa privada Bioceres, que desarrolló el trigo HB4, resistente a la sequía. “Tiene que ver con zonas donde hoy la productividad del trigo está limitada por la disponibilidad del agua”, refirió.

Argentina tendrá en el 2023 la peor campaña triguera de los últimosdoce años por la sequía que provoca un tercer ciclo consecutivo delfenómeno climático de ‘La Niña’, según la Bolsa de Cereales de Rosario.

“Supertrigo”

El trigo HB4, que Bioceres desarrolló en asociación con el estatal Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Universidad Nacional del Litoral, partió de un gen del girasol que permite tolerar la sequía. Ocupa hasta ahora unas 100,000 hectáreas. “Todo lo que está sembrado tiene por objeto la obtención de semillas para futuras siembras, y no fines de procesamiento y consumo”, indicó Trucco

“No hay una comercialización masiva porque no disponemos aún de lasvariedades correctas en la cantidad adecuada”, refirió. La empresa tiene como meta vender el trigo HB4 en Argentina y Brasilen una primera etapa, en un plazo de tres años, para después comercializar en Australia, dentro de cinco años aproximadamente.

La siembra del trigo HB4 fue aprobada en Argentina en mayo último, entanto Brasil y Australia avalan el uso de la harina HB4 desde el 2020. El trigo HB4 también obtuvo la aprobación de la Administración deAlimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), en junio pasado.

En abril de este año los GM argentinos recibieron un fuerte impulso porla aprobación de China a la soja HB4 que estaba bajo análisis en ese paísdesde el 2016. Estados Unidos, Brasil y Paraguay ya la habían avalado enel 2019 y Canadá en el 2021.

Los cultivos transgénicos representan 63% de la superficie agrícola deArgentina y 13% del área mundial de GM, lo que posiciona al país detrásde Estados Unidos y Brasil.

Preocupaciones ambientalistas

Para los ambientalistas la intervención de la biotecnología en la agricultura tiene consecuencias en la salud porque favorece el uso deherbicidas cada vez más tóxicos.
“Hay que sopesar no sólo el efecto del herbicida individual sino el modode interactuar con otros químicos”, dijo a la AFP Guillermo Folguera, biólogo e investigador del Conicet.

También preocupa que el avance de los GM deteriore la biodiversidad yel suelo debido al desplazamiento de la frontera agrícola como ocurrió afinales de los años 1990 con el boom de la soja.

“Este deterioro de los suelos por monocultivos intensos redunda en unamenor productividad que se busca compensar vía fertilizantes”, señalóFolguera. En Gualeguaychú, a 240 km al norte de Buenos Aires, se debate laprohibición de la siembra del trigo HB4. En el 2014 vetó el uso deglifosato, herbicida indispensable para la soja.

“Es muy probable que una plantación de trigo transgénico contamine aotra con trigo común. La contaminación cruzada es riesgos a porque notiene marcha atrás”, advirtió Folguera.

“No vamos a aceptar un solo grano de trigo HB4 en los embarques porque eso es rechazo absoluto en cualquier mercado. La biotecnología es la única manera de dar respuesta a la seguridad alimentaria en el mundo, pero tiene que ir de la mano de la aceptación comercial y del consumidor”, enfatizó.

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